George Brecht El origen de los ‘Eventos’

El origen de los ‘Eventos’
George Brecht, agosto 1970

 

 

En 1958 y 1959 estuve asistiendo a las clases de música experimental de John Cage en la New School for Social Reasearch en New York. Por entonces mis intereses estaban en problemas tales como la hechura de piezas musicales con duraciones inherentes más que aquellas pre-determinadas (Candle Piece for Radios), o en el uso de elementos de juegos, tales como una partida de cartas a modo de partitura musical (Card Piece for Voice). Las piezas resultaron bastante teatrales al ser ejecutadas, interesantes tanto visual y atmosféricamente, como auditivamente, si bien fueron ejecutadas con la mayor economía, con el menor aspaviento, que fuese posible.

 

Yo estaba crecientemente insatisfecho con un énfasis en las cualidades puramente auditivas de una situación, de modo que para el otoño de 1959 había decidido titular mi primera exhibición (de mi obra más orientada-al-objeto, en la Galería Reuben) Towards Events [Hacia los Eventos], mi pensamiento era que la palabra ‘evento’ estaba más cercana a la experiencia multi-sensorial (total) en la que estaba interesado más que ninguna otra.

 

En la primavera de 1960, parado en el bosque de East Brunswick, New Jersey, donde vivía en aquel entonces, esperando que mi mujer saliera de la casa, de pie tras mi station wagon English Ford, con el motor corriendo y la señal intermitente izquierda parpadeando, se me ocurrió que una verdadera pieza ‘evento’ podía ser extraída desde la situación. Tres meses después fue terminada la primera pieza explícitamente titulada como un ‘evento’, el Motor Vehicle Sundown (Event).

 

En 1960 las partituras-evento vinieron copiosamente y arribaron por varios años después (aún escribo una de vez en cuando). Curiosamente, las posteriores devinieron muy privadas, como iluminaciones que deseaba comunicar a mis amigos que sabrían qué hacer con ellas, a diferencia del Motor Vehicle Event o un happening [suceso].

 

Más tarde, bastante para mi sorpresa, supe que George Maciunas en Alemania y Francia, Cornelius Cardew en Inglaterra, Kosugi, Kubota y Shiomi en Japón, entre otros, habían hecho realizaciones públicas de las piezas por las que pensaba que tenías que esperar. (Agradable sorpresa que las posibilidades de realización no pudieran ser previstas).

 

 

AL LECTOR – UNA NOTA DE CAUTELA
Esta es la primera y probablemente la última ocasión en la que escribiré sobre los ‘eventos’. Lo he evitado por un horror a ser llamado un (o peor, ‘el’) ‘artista-del-evento’, como, por ejemplo, Allan Kaprow, quien merece un tratamiento más inteligente que aquél, ha sido llamado un ‘happener’ [‘hacedor-de-sucesos’]. Los eventos han sido siempre un modo de experimentación, yo solo encontré (para mí) una forma de ponerlos por escrito en papel (también para otros).

 

 

 

 

[Las notas entre [] son de los traductores. El original en inglés a la vista proviene de la publicación Word Events. Perspectives on Verbal Notation. J. Lely & J. Sauders eds., Continuum 2012, p. 111. Traducción: Nicolás Carrasco & Santiago Astaburuaga, mayo-junio 2015.]